Muchos son los padres que me plantean esta pregunta junto con otras del mismo estilo: ¿Cuál es la diferencia entre un violín de 1000€ y uno de 100€?; ¿Va a notar mi hij@ la diferencia entre un violin o violonchelo mejor?; ¿Compensa gastarse 10 veces más en un instrumento cuando son tan pequeños?
Y la respuesta es muy difícil. Es difícil porque hay que tener en cuenta la capacidad de ahorro de las familias.
Pero hay algo que es indudable: cuando hablamos de instrumentos de estudio, te gastes lo que te gastes, al final, ese violín o violonchelo tiene que pasar por un luthier para dejarlo tocable. ¿Y por qué? Pues porque todos los instrumentos de fábrica (es decir, aquellos que valen menos de 1000€ por norma general) vienen mal acabados/montados. Siempre hay que corregir el puente, cambiar las cuerdas, y las clavijas, encerdar el arco… e incluso corregir el alma.
La realidad es que cuando nos gastamos 300€ en un instrumento, al final tenemos que gastarnos otros tantos en ponerlo a punto. Y es que ya lo decía mi abuelo: “lo barato sale caro”. ¡Y aquí no estoy entrando en la sonoridad de ese violín o cello, o la facilidad de tocarlo!
Pero yo quiero hablar de ese instrumento de estudio de tamaño adulto. No del infantil. Quiero hablar de esos padres que sus hijos van a pasar a grado profesional, que saben que van a dedicar los próximos años tocando el violín o el violonchelo o la viola…
Esos padres ya han pasado por lo frustrante que resulta la experiencia de comprar un instrumento barato (tanto para su bolsillo como para el aprendizaje de su hij@). Y entonces se plantean invertir en un instrumento mejor.
Es cuando las preguntas cambian. Ahora la preocupación es hacer la mejor compra por el menor dinero posible. Estamos hablando de una inversión de 2000€ en adelante. ¿Cómo se cuándo un instrumento es bueno?; ¿En qué cosas tengo que fijarme para elegir un buen violín o violonchelo o viola? ¿Qué características tiene un buen violín?
Y la respuesta es todavía más difícil. Porque lo que para un músico es bueno, no lo es tanto para otro. No todos tocamos de la misma manera, ni tenemos la misma mano, ni los mismos gustos.
Pero hay cosas que si son completamente ciertas: un buen instrumento ha de tener una buena proyección, con buena calidad y cantidad de armónicos y una mejor resonancia. Además, ha de ser cómodo de tocar y fácil de hacer vibrar las cuerdas. No entro en el tema de los arcos porque da para otro artículo.
Y es que me estoy encontrando con que lo que para mí es completamente cierto (véase el párrafo anterior) no lo es para otros músicos y/o luthiers. Últimamente he encontrado varios músicos con instrumentos de cierto valor, y que para mí eran más una muestra de marquetería fina dignos de ser exhibidos, pero duros de sonido y difíciles de tocar.
Y aquí es donde quería llegar con este artículo. Si vas a comprar un instrumento de cierta calidad, no te dejes engañar por el aspecto. Estas comprando un violín, o cello o viola. Tiene que gustarte, pero sobre todo tiene que sonar. Sonar muy bien y ponerte las cosas fáciles para tocar, que ya bastante difícil es de por sí, como para añadir más dificultades.
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